“El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido”. Salmo 34:18
hay veces, inconscientemente, intentamos esquivarlas pensando que una vida libre de conflictos redundará en un mejor pasar, cuando en realidad es al revés.
En esos días oscuros, cuando tu corazón está destrozado, cuando te sientas abandonado, cuando ya no tengas opciones, cuando el dolor sea enorme y sólo te quede recurrir a Dios, intenta ver con los ojos de la fe a Dios agitando su campanita para tener un encuentro con Él.hay veces, inconscientemente, intentamos esquivarlas pensando que una vida libre de conflictos redundará en un mejor pasar, cuando en realidad es al revés.
Podemos imaginar cuán difícil se le haría a un atleta, en el momento de su carrera, competir habiendo ignorado su tiempo previo de entrenamiento o habiendo entrenado livianamente sin obstáculo. De seguro no será el vencedor. Probablemente ni siquiera acabe la carrera y quedará exhausto tendido en el suelo antes de la meta.
Lo mismo le sucede a todos aquellos que ignoran esta gran lección sobre la utilidad de los obstáculos y desafíos de la vida. La vida es una carrera de obstáculos. Desde el día en que nacemos nos encontramos con nuestro primer obstáculo que es salir del vientre y luego ubicar con nuestra boca el seno de nuestra madre.
Así, Dios usa los problemas para acercarte a él. De alguna manera, esos mismos inconvenientes que tú atribuyes a la lejanía de Dios de tu vida, son como una campanita de ese mismo Dios que te llama al acercamiento. Son como una llamada de atención a la comunión.
Lo mismo le sucede a todos aquellos que ignoran esta gran lección sobre la utilidad de los obstáculos y desafíos de la vida. La vida es una carrera de obstáculos. Desde el día en que nacemos nos encontramos con nuestro primer obstáculo que es salir del vientre y luego ubicar con nuestra boca el seno de nuestra madre.
Así, Dios usa los problemas para acercarte a él. De alguna manera, esos mismos inconvenientes que tú atribuyes a la lejanía de Dios de tu vida, son como una campanita de ese mismo Dios que te llama al acercamiento. Son como una llamada de atención a la comunión.
Los problemas nos obligan a mirar a Dios y a confiar en Él más que en nosotros mismos.
Recuerda que hay dos tipos de personas, las que ven en los conflictos a un Dios que se ha alejado y que es indiferente a lo que sucede, y las que ven en los conflictos a Dios diciendo: “Ven a mí, deja que sane tu herida y no te alejes más”.
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. 111 Juan:1
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